GRAN DUCADO DE LUXEMBURGO:
_Ocupación Alemana durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918)_
María Adelaida (1912-1919)
10 Céntimos; 1915. Zinc.
20,00 mm; 3,10 g.
Ceca: Bruselas, Bélgica.
A/: GRAND DUCHÉ DE LUXEMBOURG •1915• en torno a círculos perlados y agujero central.
R/: Arriba: 10 CES; abajo: dos ramas de roble.
KM #28; Weiller #263; Probst L# 273-1; [VF-]
La ocupación alemana de Luxemburgo en la Primera Guerra Mundial comenzó abruptamente el 2 de agosto de 1914, cuando tropas del Imperio cruzaron sus fronteras bajo el pretexto de necesidad militar. Aunque el país mantenía formalmente su soberanía, el control efectivo lo asumió un gobernador militar alemán, convirtiendo a Luxemburgo en un peón geoestratégico entre potencias en guerra. La Gran Duquesa María-Adelaida, joven y piadosa, fue vista por algunos como demasiado complaciente con los ocupantes, lo que alimentó rumores de colaboracionismo que dañarían su legitimidad. La vida cotidiana transcurrió entre la escasez, el silencio contenido y la vigilancia, en un equilibrio tenso entre la sumisión y la dignidad. Al retirarse las fuerzas alemanas en noviembre de 1918, dejaron tras de sí no solo un país liberado, sino una monarquía cuestionada y una sociedad desgarrada por la sospecha y el trauma.
GRAN DUCADO DE LUXEMBURGO:
_Ocupación Alemana durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918)_
María Adelaida (1912-1919)
10 Céntimos; 1915. Zinc.
20,00 mm; 3,10 g.
Ceca: Bruselas, Bélgica.
A/: GRAND DUCHÉ DE LUXEMBOURG •1915• en torno a círculos perlados y agujero central.
R/: Arriba: 10 CES; abajo: dos ramas de roble.
KM #28; Weiller #263; Probst L# 273-1; [VF-]
La ocupación alemana de Luxemburgo en la Primera Guerra Mundial comenzó abruptamente el 2 de agosto de 1914, cuando tropas del Imperio cruzaron sus fronteras bajo el pretexto de necesidad militar. Aunque el país mantenía formalmente su soberanía, el control efectivo lo asumió un gobernador militar alemán, convirtiendo a Luxemburgo en un peón geoestratégico entre potencias en guerra. La Gran Duquesa María-Adelaida, joven y piadosa, fue vista por algunos como demasiado complaciente con los ocupantes, lo que alimentó rumores de colaboracionismo que dañarían su legitimidad. La vida cotidiana transcurrió entre la escasez, el silencio contenido y la vigilancia, en un equilibrio tenso entre la sumisión y la dignidad. Al retirarse las fuerzas alemanas en noviembre de 1918, dejaron tras de sí no solo un país liberado, sino una monarquía cuestionada y una sociedad desgarrada por la sospecha y el trauma.
