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Emisiones de fantasía vs emisiones oficiales

EL PELIGRO DE LAS FANTASÍAS EN EL MERCADO NUMISMÁTICO

Santiago N. Blanco




Cada vez son más las personas que, como meta, se proponen tener en sus colecciones al menos una moneda de cada país o, más bien, de cada estado emisor. Hasta hace aproximadamente unos veinte años, este tipo de colección era totalmente inviable, dado que ciertas piezas de ciertos países no llegaban con regularidad al mercado local y escaseaban en general en el exterior. Esta escasez en el mercado internacional, sigue siendo relativamente real, pero debido al desarrollo de las comunicaciones, y el auge de las compras en el exterior, muchos son los comerciantes numismáticos que viajan y traen constantemente material desde EE.UU o Europa, principalmente. 



Desde ya, esto permite que en el mercado local existan más posibilidades de que aparezcan esas “figuritas difíciles” que antes era imposible de conseguir. Pero no debemos confundirnos… los coleccionistas deben saber que, aún hoy en día, existen piezas emitidas por ciertos países que son realmente escasas y/o raras. Poder adquirirlas es una tarea, muchas veces, titánica… no sólo por los costos que tienen este tipo de piezas, sino por su poca disponibilidad en el mercado. Esto quiere decir que, asumiendo que nuestro bolsillo nos permita costearlas y por más dispuestos que estemos adquirirlas, no siempre tenemos la oportunidad de hacerlo porque, simplemente, no se ven.


Pero ¿a qué piezas nos referimos puntualmente? En general diremos que estamos hablando de aquellas monedas emitidas OFICIALMENTE por países que, por distintas razones, no emiten monedas para su uso cotidiano. Ya sea porque utilizan una moneda común (el caso del franco CFA, por ejemplo) o bien porque utilizan las monedas de otros países para su vida diaria. De este modo, países como Senegal, Costa de Marfil, Benín, Chad o Burkina Faso se revelan siempre como monedas de países difíciles para incorporar a nuestras colecciones. La lista puede ser muchísimo más grande y sólo hemos mencionado algunos ejemplos conocidos.




Emisión oficial de plata de Costa de Marfil (justamente, la primera moneda de este país africano)



Con el tiempo, entusiastas privados, comenzaron a fabricar piezas de fantasía a nombre de estos países (y de países inexistentes, incluso). Esto posibilitó que muchos coleccionistas puedan tapar (aunque sea de forma provisoria) los agujeros de los faltantes en sus monetarios o carpetas. Obvio que en estos casos no se trata de piezas oficiales, es decir, no son explícitamente acuñadas con la autorización del supuesto estado emisor. Son objetos de fantasía.



Es así como muchos coleccionistas, orgullosos, hoy en día pueden exhibir sus colecciones completas sin faltantes, cubriendo las ausencias casi inevitables con estas “monedas de fantasía” (que entran dentro de lo que se denomina Exonumia). Desde un punto de vista puramente práctico, la solución es satisfactoria. Sin embargo, existe un peligro bastante grande que es el que ha motivado esta entrada. Este riesgo radica en que son muchísimos los comerciantes que, ya sea por desconocimiento o por mala fe, ofrecen estos objetos de fantasía simplemente como “monedas”. Así entonces, muchos coleccionistas nóveles o incautos caen en lo que, en algún momento, será una gran decepción: ¡Mi moneda de Senegal no es una moneda!




Exonumia: moneda de fantasía de "Senegal".

Quizás sea esta serie de piezas de fantasía emitidas a nombre del "Institut de Developpement de L'Afrique de L'Ouest" (IDAO) una de las más comunes, ya que en la actualidad aparecen mucho en el mercado numismático




Recalcamos una vez más que no está mal que se comercialicen las monedas de fantasía. Por el contrario, soy de los que piensan que suman variedad al coleccionismo numismático y demás, suelen ser piezas verdaderamente atractivas desde su aspecto visual. Lo que sí está mal es comercializar estas piezas sin aclarar que se tratan de monedas de fantasía, ya que muchos coleccionistas realmente creen que están consiguiendo, por una fracción de su valor real, una moneda oficial de los países difíciles de sumar. Una cosa es que el coleccionista quiera incorporar a su colección estas fantasías de Exonumia (i. e., siendo consciente de que no se trata de monedas oficiales) y otra muy distinta es que la ilusión del coleccionista se vea totalmente defraudada cuando piensa que sí su incorporación sí se trata de una moneda oficial y en realidad lo que adquirió es un objeto de fantasía.




Fantasías de Costa de Marfil y Cabinda, respectivamente




En resumen, y a modo de consejo: la enorme mayoría de piezas que se ven en el mercado de estos países son Exonumia (más específicamente, moneda de fantasía). No está mal que así sea, pero los comerciantes que las ofrecen, por una cuestión de ética, deberían aclarar en todo caso esa condición. Por ende, el coleccionista que piensa adquirirlas, antes debe asesorarse bien al respecto, para poder saber de antemano si va a comprar una moneda oficial o una pieza de fantasía. Por supuesto, ya con la información asimilada, estará en el coleccionista si la compra o no, pero al menos no se sentirá desilusionado el día de mañana.


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